jueves, 24 de julio de 2008

Mirando a la la Vida



La vida tiene su morada en el corazón, pero se asoma a los caminos. Y ahí se hace encrucijada, encuentro de unos con otros, historia.
El ser humano es peregrino en busca de nuevas fuentes para su sed. En los caminos escucha las pisadas de otros caminantes.
Hoy camina la mujer. Frente a toda crisis de cansancio y de muerte, aparece la mujer como signo de vida, como aliento.
La salvación del mundo pasa por la mujer. Hoy camina la mujer con el respeto y el cuidado de la vida, la sensibilidad y la ternura, la solidaridad y la colaboración, la paz y la belleza. "María es modelo e icono plenamente realizado que antecede con su luz al Pueblo de Dios que peregrina, como signo de esperanza y de consuelo" (LG 68).


Relato:
"Cuenta la historia que un monje, Demetrio, recibió un día una orden tajante: debería encontrarse con Dios al otro lado de la montaña en la que vivía, antes de que se pusiera el sol. El monje se puso en marcha, montaña arriba, precipitadamente. Pero a mitad de camino se encontró a un herido que pedía socorro. Y el monje, casi sin detenerse, le explicó que no podía pararse, que Dios le esperaba al otro lado de la cima antes de que atardeciese. Le prometió que volvería en cuanto atendiese a Dios. Y continuó su precipitada marcha. Horas más tarde, cuando aún el sol brillaba en todo lo alto, Demetrio llegó a la cima de la montaña y desde allí sus ojos se pusieron a buscar a Dios. Pero Dios no estaba. Dios se había ido a ayudar al herido que horas antes se cruzó por el camino. Hay, incluso, quien dice que Dios era el mismo herido que le pidió ayuda".


"En aquellos días, se puso en camino María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá" (Lc 1, 39).


María se puso en camino hacia la casa de su prima, en camino de fe y amor, de confianza y servicio. Así de sencillo, así de profundo.
Percibió una necesidad concreta en Isabel y encaminó hacia allí sus pies. Se hizo samaritana.
Caminó, consciente del fruto que llevaba en su vientre. Avanzó en la peregrinación de la fe.
Durante el camino fue reflejando la luz de Cristo en cada etapa, en cada palabra, en cada mirada. Como nueva arca de la alianza, todo lo fue sembrando de serena alegría. "Yo acariciaba mi seno para tocarle, porque El estaba allí al tiempo que en todas partes. Cuando yo respiraba, respiraba El; cuando yo bebía, bebía también el autor del aire, del agua y de la sed. Cuando yo me alimento Dios de mi vida, ¿sostengo yo tu sangre o tú la mía?" (Martín Descalzo)

Palabra de la Iglesia: "María, es la Virgen oyente, que acoge con fe la Palabra de Dios: fe, que para ella fue premisa y camino hacia la Maternidad divina... esto mismo hace la Iglesia que escucha con fe, acoge, proclama, venera la Palabra de Dios y la distribuye a los fieles como pan de vida" (Marialis Cultus 17).

"No, no te detengas. Comenzar bien es una gracia de Dios. Continuar por buen camino y no perder el ritmo..., es una gracia todavía mayor. Pero la gracia de las gracias, está en no desfallecer con fuerzas todavía o ya no pudiendo más, hecho trizas o añicos, seguir avanzando hasta el fin" (Helder Cámara).

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