domingo, 2 de septiembre de 2012

III Congreso Teresiano Internacional Libro de las Fundaciones

El primero de los conferenciantes, el P. Secundino Castro,como profesor de Biblia y Espiritualidad en la Universidad de Comillas, se acercó al libro de las Fundaciones desde la perspectiva bíblica. Su investigación puso de relieve los paralelismos entre la Historia de la Salvación narrada en la Sagrada Escritura, y la Historia de Salvación que Teresa reconoce en el proceso de sus Fundaciones: desde el “sal de tu tierra” de Abraham, hasta el camino del éxodo del pueblo de Israel; la “promesa” que Dios hace al Pueblo y que hace a Teresa en cada fundación; la ponderación de la acción de Dios en la Historia, etc…

La segunda conferencia fue impartida por el P. Maximiliano Herráiz, también reconocido teresianista, y que actualmente presta su servicio a la Orden en África. El tema de su ponencia rezaba así: “Todos somos hábiles para amar: la oración en Fundaciones”. El objetivo de su intervención fue, precisamente, dejar claro el verdadero sentido de la oración en Teresa. Para Teresa orar es amar, algo de lo que todos somos capaces y que rescata el sentido más evangélico de la auténtica relación con Dios.La necesidad de superar el dualismo acción-contemplación fue una de las grandes luchas de Teresa, que termina concluyendo que lo verdaderamente importante es “amar”, y el efecto del amar es el servir. Es ahí donde la oración es auténtica, es ahí donde la acción es eficaz. Por eso orar no será solo recluirse en la soledad y el silencio, sino amar en toda circunstancia. Dios es amor y la comunión con Él se realiza en el amar efectivo en el prójimo, sin olvidar que la amistad necesita, también, de momentos y espacios de intimidad.

De gran interés fue la intervención del P. José Vicente Rodríguez, que centró la mirada en la relación entre Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, si bien antes se explayó en trazar las diversas relaciones de Teresa con los frailes, primero con los calzados y después con los descalzos, presentando un amplio abanico de personajes. Cierto es que la figura de Juan de la Cruz fue central en la vida de Teresa, en la fundación de los frailes, pero también en la expansión de los conventos de las monjas, como fue el caso de la fundación de Granada, a la par que Teresa fundaba en Burgos.
Como colofón de la jornada y en continuación con la última conferencia de la mañana, la tarde se dedicó a una visita guiada a la villa de Medina del Campo. La elección del lugar estuvo motivada por dos razones principales: por ser la primera fundación que hace Teresa fuera de Ávila, y ser la primera que narra en el Libro de las Fundaciones; pero también porque fue en Medina donde Teresa de Jesús y Juan de la Cruz se encontraron y conocieron. Y desde allí planearon la fundación del primero convento de los frailes, que se haría provisionalmente en Duruelo.
En Medina, además de visitar su plaza y sus calles, se visitó la capilla donde Juan de la Cruz celebrara su primera misa; también diversos lugares relacionados con la infancia y juventud del Santo, para concluir la visita en el Convento fundado por Teresa en 1567. Acá se pudieron contemplar muchos de los recuerdos teresianos aún conservados en el monasterio, entre los que destacan el breviario usado por la Santa y el libro de contabilidad que llevaba Teresa, así como las celdas primitivas. Aunque uno de los espacios más emotivos fue, sin duda, el locutorio donde ambos místicos se conocieron y se encontraron en diversas ocasiones.
También en el monasterio nos encontramos con el sepulcro de la madre de Juan de la Cruz. Lo principal y más valorado fue el testimonio profundo de fraternidad de las hijas de Teresa, que supieron acoger fraternalmente a los “peregrinos”, y compartieron con ellos un emotivo momento de oración en común.
(Eclessia.)









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