
La Comunidad es el medio privilegiado donde se experimenta la comunicación del Señor y la escucha de su Palabra. Una Comunidad - verdaderamente contemplativa - es esencialmente una Comunidad de oración: una Comunidad que adora al Señor y celebra, en nombre de todo el mundo, " la alabanza de su gloria". Vivir su identidad, significa estar a la escucha de la Palabra de Dios y ser el signo de una humanidad que necesita adorar, agradecer y suplicar. Por eso, los contemplativos y contemplativas tienen que estar insertados en la realidad de la Iglesia y el mundo. Deben conocer y saber lo que pasa hoy en la Iglesia y en el mundo. Una cosa es la curiosidad superficial y otra la información austera y serena. De esto se alimenta también la contemplación.
La vida contemplativa es; Voz que anuncia, desde el silencio que el evangelio es realmente una buena noticia, que Dios es un Dios enamorado de cada persona, de ti y de mí, y que a ti y a mi nos invita a tener una relación personal con Él de tú a tú, corazón a corazón...que Dios es un Dios encarnado que entra en diálogo continuo con el ser humano que por tanto la interioridad, el bajar a las profundidades de la persona, es importante. Que la escucha, el silencio, son valores esenciales, y así, como los profetas, la vida contemplativa se atreve a decir en nombre de Dios: "Escucha, Israel...."
No digas...porque adonde yo te envíe irás, y lo que Yo te mande les dirás. He puesto mis palabras en tu boca. No tengas miedo, que Yo estoy contigo" (Jer 1,7,8.9).